Pregón de 1993 - José Sanz Sanchez
PREGON DE LA GIRA 1993
José Sanz Sánchez
Nado en Ribadeo en 1932.
Licenciado en Veterinaria en Madrid en 1956. Desenvolveu toda a súa vida profesional na empresa Cooper Zeltia Veterinaria de Porriño como Director Técnico de Bioloxía producindo diferentes vacunas para animais ata a súa xubilación. Viviu en Vigo ata o seu pasamento no ano 2010.
Ante todo, creo que debo justificar mi presencia aquí. El único mérito, pienso, que puedo aportar es el de ser ribadense. Nací en la calle de San Roque y mis primeras vivencias están ligadas a esta calle, al Jardín, que en aquella época tenía aún unos magníficos eucaliptos, que nos asombraban por el tamaño de su tronco y su altura, a la playa de El Cargadero, al Campo, al Cantón, en donde normalmente no había ni tuyo ni mío, sino que todos jugábamos con todos y con lo de todos, y aunque eran unos años difíciles –estoy hablando de la década del 32 al 42- fueron los de la niñez, en los que con mayor intensidad se graban las sensaciones y de los que quedan únicamente los buenos recuerdo. Después tuve que alejarme, físicamente, de Ribadeo, pero manteniendo el espíritu ribadense con las estancias de los veranos y el hilo conductor que representan durante todo el año “Las Riberas del Eo” y “La Comarca”, al principio, y “La Comarca del Eo” últimamente, para los que estamos fuera.
Y la explicación de que, con este único mérito de ser ribadense, mérito que tienen muchísimas más personas, incluso muchas que a pesar de no haber nacido aquí, son ribadenses por derecho y con mejores cualidades que las mías, que las harían más indicadas para ocupar este lugar, la explicación digo, es que según el Sr. Presidente de la Sociedad Amigos da Gaita Galega, nuestro Presidente, el amigo Pancho Maseda, “este año me tocó a mi”. Y como el ser ribadense obliga, y hay que obedecer, yo obedezco, y así tengo la satisfacción y el honor de ser el portavoz que os recuerde que un año mas conmemoramos el “Día da Gaita Galega” y “A Xira a Santa Cruz”, dos celebraciones fundidas en una sola eminentemente ribadense en la que a la vez que rendimos homenaje a los que de una u otra forma hicieron posible este acto (los hermanos Suárez Couto, Etelvino, Primitivo y todos los que en años anteriores tuvieron algo que ver con este día), exaltamos a la gaita como instrumento para interpretar la música popular, pero no solamente la nuestra sino la de muchas gentes que tanto geográfica como históricamente tienen y tuvieron este instrumento (con variaciones en sus palletas, punteiros o roncones, pero gaitas) como parte integrante de su modo de ser. Pueblos generalmente sentimentales, individualistas, con problemas, que con la música intentan expresar sus más íntimas esencias moldeadas a través de sus historia, bien para reafirmarse en ellas o bien como punto de partida para iniciar nuevos caminos, y con respecto a la nuestra, a la gallega, vais a permitirme que la describa y explique a través de las palabras de Azorín, refiriéndose a la creación de las músicas populares, dice:
Todas las regiones españolas tuvieron su música popular. Cuando todo estaba repartido, vieron que llegaba afanosa y confusa una bellísima mujer: era Galicia; Galicia hermosa entre las hermosas, buena y cordial entre las buenas y cordiales. Dios dijo a Galicia que había llegado tarde y que todo estaba ya dado. Al oír esto, la bella mujer se echó a llorar. Suplicaba; sollozaba;
rezaba para que el Señor se enterneciese. Y Dios e enterneció.
-Has llorado, has rezado y has sollozado –dijo el Señor a Galicia-. Y quiero darte una música que sea todas estas cosas a la vez; que sea un llanto, un sollozo y un rezo.
Galicia, la de los ojos amorosos, sonrió entonces con gratitud. Y el Señor añadió:
-Y pondré también en tu música, por esta sonrisa de ahora, una sonrisa de infinita melancolía.
Galicia, conmovida, emocionada, cogió la fimbria del manto del Señor y la besó. El Señor dijo:
-Y por este beso de tus labios, que siempre han dicho palabras de bondad, voy a poner también en esa música lago que es una cosa suprema; algo que va a hacer que todos los corazones latan con emoción cuando escuchen esas melodías. Voy a poner en tu música popular la sensación hondísima, indecible, que se experimenta en el momento de la emigración; en el instante, en que habiendo de dejar la tierra nativa para marchar muy lejos, se besa por última vez a la madre o a la amada.
Y estos sentimientos y sensaciones, los refleja también Manel del Palacio en su poema “La Gaita Gallega” desde Buenos aires:
Ya de añoso pinar en lo escondido
ya de verde prado cuando muere el día
ya de tornar la lejana romería
ya del festín entre el alegre ruido
siempre suenan tus notas en mi oído
cual ecos de una extraña melodía
en que fundir se ve mi fantasía
el arrullo y el canto y el gemido.
¡Alma del pueblo! ¡Oh Gaita!, me pareces:
los dos sentís iguales desalientote,
nostalgias, arrebatos, languideces,
y en dolor y en placer tenéis acentos
que la quietud del mar copian a veces
y a veces lo mudable de los vientos.
Pero yo desearía que la gaita, aquí en Ribadeo expresara más. Y que no solo, como la del gaiteiro de Penalta, “ceibara limpios diamantes”, sino que también, las notas del punteiro fueran algo más vivo, saltarinas, brillantes como el reflejo del sol sobre el cabrillear del mar en la ría alborotado por la suave caricia del Nordés y con el contrapunto hondo y fuerte de las olas rompiendo en las Carrayas, expresado por el roncón, que cante y ría y anime, que sea la gaita, no de la nostalgia (como dijo Pimentel –xa Rosalía chorou por todos e para sempre-), sino el estandarte al que hay que seguir en pos de una conquista de metas cada vez más alta y mayores, con tesón y fuerza, sin desmayos, tesón y fuerza intensos que yo siempre vi simbolizados o mejor representados en las “gaiteiriñas” de “Saudade”. Al verlas desfilar no parecía que lo hicieran al compás de la música, sino que eran la música misma, la belleza de la música hecha visible, deslizándose suave pero firmemente, dando la impresión de que nada podría oponerse a su avance, como cariátides revividas, depositarias de toda la fuerza de la belleza, la armonía y la sabiduría de siglos.
Quisiera que mañana subiéramos así a Santa Cruz, al son de la Gaita, como peregrinos, llevando dentro de nosotros ese impulso, haciendo el camino despacio, recreándonos en el paisaje de la Ría que, de vez en cuando, en alguna revuelta, se nos oculta, como para dar un descanso a la admiración, sintiendo con Unamuno como,
Desde un verde rincón de la robleda
la verde melodía de la gaita
como un arrullo avivador se eleva
y al reclamo de amor, languidecidos
Tierra y Océano más y más se aprietan.
E de este xeito, nun feixe todos, ribadenses e visitantes, tódolos dun lado e outro da Ría, os de fora e os de dentro os de perto e os de lonxe, sexamos un soio sentimento de hirmandade e ledicia, que nos funda e se instale en nos, non somentes hoxe e mañán, senon que sexa unha constante na nosa vida, e aínda que ésta se nos amose ríspida, fosca, poidamos a cotío ter presente esta pelegrinaxe a Santa Cruz como unha axuda e unha esperanza, como di o poema da poetisa inglesa Cristina Georgina Rossetti, posto en galego por Ramón Cabanillas:
¿É sempre costa arriba ese sendeiro?
Todo el é costa súpera, empinada.
¿Chegar ó cume leva o día enteiro?
Dende a aurora ó serán dura a xornada.
¿Hai garimoso alpedre alá na altura?
Atoparás para descansar un niño.
¿Non me fará perder a noite oscura?
Non, nadia se perdeu nese camiño.
¿Qué xentes estarán alí acougadas?
As que diante de ti foron rubindo.
¿Non toparéi as portas atrancadas?
Si, pro ó chamar contestaránche abrindo.
¿Acharéi paz ó recadar maltreito?
Verás que o teu door, calmo sosega.
¿Para min, para todos, habrá leito?
¡Para todo o que chega!
Que así sexa.